Los profesionales como personajes públicos y modelo a seguir

Lima, 20 de octubre de 2012

A veces cuando un profesional joven egresa, sigue siendo ese estudiante con comportamiento juveniles pero con autorización para ejercer una actividad de una manera oficial. Ello puede notarse sobretodo con profesionales de 20 o 21 años, donde aún no han madurado lo suficiente pero ya se encuentran muy dentro del mundo laboral. Y, aunque parezca curioso, puede ser un comportamiento que tarde en desaparecer, sobre todo si se internaliza demasiado.

Si el mundo fuera tan tonto y rutinario como qué vamos al trabajo, lo hacemos y regresamos a casa, tal vez este problema no se plantearía. No obstante, ocurre que muchos profesionales resaltan por sus aptitudes, habilidades, ideas y conjunto de características positivas deseables por otros, en particular jóvenes estudiantes que desean ser profesionales algún día.

Tal vez, los primeros susceptibles de convertirse en modelos a seguir son los profesores, profesionales en principio, que tienen un especial rol cercano al estudiante. Otro importante grupo son los jefes de práctica o los jefes directos del joven estudiante que trabaja. Para ellos va este mensaje.

Ello son modelos a seguir, o en la antítesis modelos a rechazar totalmente, pero eso si, un punto de referencia para los jóvenes estudiantes. Por esta razón, el profesional, profesor o no, no debe mantener sus comportamientos juveniles, en el extremo de aquellos que sean infantiles, arbitrarios, burlescos, irreverentes o insolentes, los cuales puede sonar muy normales para un joven moderno pero no tanto para un modelo a seguir.

Dicho de otro modo, estamos hablando de una suerte de personajes públicos, porque nos encontramos supervisados y vigilados por impetuosos estudiantes los cuales quieren, con justa razón, obtener lo mejor de cada uno; o, aunque suene muy crudo, obtener toda la información posible para luego descartar. Sea como fuere, no se puede asumir que haya mala intención sino ganas de aprender, superarse y conseguir sus metas.

Por tales motivos, mal pueden hacer estos profesionales en seguir siendo los jóvenes inmaduros que algunas vez fueron, o quieren seguir siendo, porque hay muchos jóvenes detrás que pensarán que como se tiene habilidades y otras características favorables, estos comportamientos y conductas infantiles e irreverentes también resultan validas. Sería una forma de reforzar positivamente que todo lo malo es e realidad bueno, por que quién lo dice es una persona de éxito o de referencia, olvidándose que lo malo o bueno no depende de eso.

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